Talleres de Córdoba sigue siendo el mismo equipo del año pasado aun cuando cambió de nombres en algunas posiciones. Su juego no despierta ilusiones, carece de personalidad, no tiene garra ni juego vistoso. En algunos pasajes aumenta la velocidad en el traslado del balón y los resultados de esa vertiginosidad aun no otorgaron victorias. En la primera fecha del Torneo de Primera División cayó derrotado por 1 a 0 con Independiente de 
Avellaneda, una institución en terapia intensiva.
Tuvo mayor posesión de balón y mayor precisión en los pases, pero al arco contrario casi que nunca llegó. En una sola oportunidad llevó peligro al arco de Independiente, cuando Rey produjo una gran atajada. Después tuvo aproximaciones, pero muy tibio en la zona donde debe elevar la temperatura.
Independiente no fue superior a Talleres, alcanzó el gol y tres o cuatro llegadas a la valla de Herrera y nada más. El Rojo de Avellaneda está lejos de aquellos equipos que ganaron títulos a nivel nacional e internacional. Entonces Talleres pudo haber logrado una victoria para tener un inicio a la altura de su público, cerca de 50 mil personas. Una hinchada realmente insuperable en el interior del país. No estuvo a la altura de su gente. Talleres no fue lo que se esperaba. Fue derrota que deja preocupaciones, muy pocos aciertos y muy poco para ilusionarse.