A Talleres le sonrió lo que tanto esperaba. Había diseñado un ataque con un tridente picante: Matías Esquivel como enlace, Héctor Fértoli como segunda punta y Federico Gigliotti como centrodelantero. Una enslada de tres ingredientes que no conseguía gustar. Hasta que adaptaron el condimento necesario. Los locales vencieron 1-0 en un partido clave.
No se puede obviar que el cantito popular hirió a Universidad Católica. El local se hizo notar tan festivo como gravitante. Un jugador más. Ladrando hasta preocupar. Talleres había convivido todo el año con ese escenario. Le había costado hasta el puesto al ex entrenador Ángel Hoyos. Venía de que le dieran vuelta un encuentro Gimnasia de la Plata. La CONMEBOL Libertadores se transformó en su obsesión. Lo demostró.
El gol podría resumir la historia. Porque Esquivel desbordó hasta desparramar a Parot. Volaba el enganche. Y no se contentó con eso solo que decidió lanzar una habilitación precisa para eliminar a tres rivales y hallar a un compañero. Hasta ahí hay una razón elegante para aplaudir. La segunda instancia del gol requiere de Fértoli. Pero no de algo con inspiración. Sino con la capacidad de un jugador para ser invisible. Hallar espacios donde recibir en donde nadie los ve. Tanto como parecer centrodelantero y aparecer en la última línea del pase que lanza su compañero y convertir.
El resto fue palo y palo. Católica tuvo sus chances. Talleres con sus delanteros arruinó su juego. Felipe González, mítico mundialista y campeón de América, posee el dorsal 10 en su espalda, pero ejerce de volante central. Lo taparon y le sacaron el juego.
El grupo lo completan Flamengo y Sporting Cristal. Esta victoria le da un paso a Talleres sobre Católica contundente. Fuente: Conmebol