Psicología del Deporte
Por Marta Vacaflor
La Organización Mundial de la Salud define al Síndrome de Burnout, como un estado de agotamiento físico, emocional y mental a causa de un contacto durante largos períodos de tiempo con situaciones que conllevan una gran implicación emocional.
El Síndrome de Burnout en deportistas implica síntomas conductuales, cognitivos y fisiológicos que lo definen y caracterizan.
Los síntomas conductuales que podría presentar un deportista que padece dicho síndrome son: un descenso en el nivel de eficiencia, aumento de la retirada psicológica y física, mayor desorganización conductual, disminución de los recursos ambientales por alejamiento y/o abandono de los mismos, intentos de evitar el entrenamiento o la práctica deportiva, y una relación deportista – entrenador en gradual detrimento.
En cuanto a los síntomas cognitivos, el autoconcepto deportivo actúa como un síntoma favorecedor del desarrollo del síndrome. Al existir una fuerte relación entre la identidad deportista – deporte, sus logros, emociones e incompetencia influyen negativamente en la autoestima, emociones y motivación.
Entre los síntomas fisiológicos del síndrome de Burnout se incluyen:
– El entrenamiento excesivo o sobre entrenamiento, que podría implicar disfunciones psicofisiológicas
– No alcanzar las demandas de la competición
– El incremento de lesiones deportivas relacionado con la fatiga.
– Tensión, fatiga e irritabilidad.
– Dificultad para experimentar emociones positivas.
– Desórdenes del sueño, que involucran mayor susceptibilidad a padecer enfermedades.
– Tendencia a que desaparezca el entusiasmo en el deporte.
Igualmente, abordando la sintomatología de tipo fisiológica, los deportistas más vulnerables a fatigarse serán más propensos a desarrollar burnout, presentando fatiga crónica, y la insuficiente recuperación para la práctica deportiva, esto se manifiesta por la falta de días libres de entrenamiento o de tiempo para dicha recuperación.
La importancia de identificar los componentes fisiológicos, cognitivos y conductuales y de detectar la sintomatología temprana radica en la posibilidad de una rápida intervención en los deportistas que puedan presentar el síndrome.
Además, el conocimiento y la identificación de los síntomas posibilitaría la puesta en marcha de programas de prevención para el colectivo de deportistas. En función de esta información, se podrían desarrollar estrategias de prevención e intervención dirigidas a prevenir o tratar la principal sintomatología.
Fuente: Cuadernos de Psicología del Deporte