En la Quebrada de Humahuaca, Jujuy, existen historias que merecen ser contadas. La del remisero Ramón Celestino “Monchito” Herrera vale la pena narrarla. Nació en 1.949, supera los setenta años y sigue firme en su trabajo; al volante de un remis que todos los días une la ciudad de San Salvador de Jujuy con Tilcara y viceversa.
Si alguien no lo reconoce le brindamos datos que son característica de esta persona que con el correr del tiempo está convirtiéndose en un personaje popular porque además de trabajar como cualquier humano, los fines de semana participa de las maratones que se desarrollan en distintos puntos de la provincia y fuera de la misma, y cuando tiene fecha libre juega al fútbol; una de sus pasiones porque cuando existe una competencia futbolística de veteranos, él siempre está presente como aquellas viejas épocas con las medias bajas.
En el remis es fácil de identificarlo porque es el único que escucha a Los Wuawuancó y sonríe con los temas como “La Burrita” o “Juan El Pescador”, o Los Bere Beres con el tema “Elsa”, “La Bocina”, “Dile a mi amada”, “La Vaca Blanca” y “Quiero que amanezca” o Cuarteto Imperial que todavía se baila en los Carnavales. Música retro que a más de uno le traslada a las épocas de los padres y de los abuelos, pero que para “Monchito” es su pasado, su recuerdo, su vida misma reducida en sonidos familiares de la Quebrada de Humahuaca aunque el nació en Yuto.
“Monchito” desde hace tiempo atrás participa de las maratones en la Categoría K70, en la que participan generalmente entre 14 y 16 competidores. Herrera hasta ahora ha logrado clasificar en los primeros puestos y ese es su máximo orgullo. Si le preguntan, el responde mostrando las medallas que obtuvo y ante una felicitación se pone feliz por el reconocimiento.
Su inclinación hacia el atletismo se dio básicamente porque quiso demostrarse a sí mismo que los objetivos no son imposibles de conseguir y que los minutos que le daban sus pares en los partidos de futbol eran insuficientes para su protagonismo. Ama el fútbol como a su vida misma, pero no tenía el espacio suficiente para demostrar que tiene vitalidad. En el atletismo encontró el espacio para exponer que la edad no es un límite para vivir una pasión; su pasión, que se ha transformado en un ejemplo de vida.