Talleres de Córdoba goleó porque de mitad de cancha hacia adelante apabulla y mata. La velocidad de Ramón Sosa y la capacidad de Rubén Botta desequilibran. En la noche del sábado 3 de febrero se impuso por 4 a 1 sobre Rosario Central, el último campeón de la Copa Argentina. Rubén Botta (13’PT), Juan Gabriel Rodríguez (42’PT), Ramón Sosa (47’PT) y Matías Catalán (16’ST) fueron los autores de los goles. Maximiliano Lovera de penal (30’PT) marcó para los rosarinos. Las figuras del partido fueron Sosa, Botta y Guido Herrera. El arquero tuvo un trabajo elogiable porque apareció cada vez que Talleres lo necesitaba (en el primer tiempo tapó cinco pelotas de gol).
Fue letal en el área contraria y segura en la propia por la presencia de Guido Herrera. De mitad de cancha para arriba tiene jerarquía. Botta y Sosa gravitaron permanentemente, tambien debe incluirse el buen momento de Marcos Portilla. No se debe dejar afuera las ganas de Bustos. La clave de los goles estuvo en las diagonales de los hombres de ataque de Talleres y en la defensa en línea de Central. Talleres a partir del segundo gol tuvo dominio, elegancia y alta velocidad. Dejó en claro que cuando acelera desequilibra y muestra que no existen equivalencias con su juego. Los dos goles en el cierre de la primera etapa definió el encuentro, le dejó sin reacción a Central.