Villa Dálmine después de 13 partidos sin ganar, volvió al triunfo y fue ante Gimnasia de Jujuy por 2 a 1 con goles de Joaquín Arzura (3’ST) y Francisco Molina (8’ST), el descuento fue convertido por Juan Manuel Tévez (26’ST). El ganador sigue en posición de descenso directo, pero la victoria le renueva las esperanzas. La de Gimnasia es la cara opuesta, en las últimas fechas intercaló derrotas con un partido ganado y su futuro no es bueno si no logra sumar puntos. Hasta ahora la llegada del DT Marcelo Vázquez fue un cambio de nombre y nada más.
En el partido hubo una jugada clave, se dio en el primer tiempo, cuando Juan Manuel Tévez del Lobo Jujeño erró un gol increíble. Estaba solo frente al arco vació, cuando cabeceó la pelota hacia abajo para que entrara al arco y esta finalmente no ingresó, terminó dando en el travesaño. Tévez entró habilitado por un error en el despeje del marcador central Facundo Giacopuzzi, que dejó en el camino a su arquero Carlos Kletnicki. Si lo hacía tal vez la historia del resultado hubiera sido otro porque Villa Dálmine, venía bastante golpeado, no iba a poder reaccionar para quedarse con los tres puntos. Por el lado de Gimnasia, la apertura del marcador a su favor le iba a dar la ventaja de jugar con tranquilidad y plantarse tácticamente de otra manera, quizás achicando los espacios a través de juntar las líneas, las que estuvieron muy separadas.
Después llegaron los goles. En el primero de Dálmine hubo una desatención defensiva de Gimnasia porque los cuatro defensores estaban en una misma línea y un pase al vacío la dejaba desarmada. Ocurrió algo previsible; el centro delantero Joaquín Molina arrastró la marca de los dos centrales, y el volante central Joaquín Arzura aprovechó el espacio para meterse al área y definir como un goleador. Sumado a defender en línea, se pudo observar otro error; la amplia distancia que había entre los volantes y la línea de cuatro, además del lento retroceso de la línea media. Villa Dálmine jugado al todo o nada llegó con cinco hombres al área contraria, tres por el medio y dos por los extremos, mientras que la visita defendía con cuatro. Así no hay defensa que aguante.
En el segundo gol de Dalmine, Francisco Molina hizo lo que quiso, enganchó dos veces dentro del área para luego definir al primer palo. Su marcador Emiliano Endrizzi, obviamente que quedó desairado, pero los centrales Pellerano y Hernández llegaron tarde a cerrar. En esta jugada evidentemente la defensa estaba descompensada. De los dos, el que menos errores cometió ganó y este triunfo puede ser el inicio de una mejora porque Dálmine sigue en coma.