Talleres de Córdoba en una noche fresca, con muchísimas oportunidades dilapidadas, empató 0 a 0 con Unión de Santa Fe. Quedó a nueve de River Plate cuando faltan nueve puntos en juego. Satisfacción o decepción? Esa fue la consigna al final del partido porque los hombres de Gandolfi llegaron con pelota dominada hasta el área contraria, pero en ningún caso pudieron definir.
Talleres dejó todo en el campo de juego y eso no fue suficiente porque no pudo concretar todas y cada una de las oportunidades. Quedó obviamente la sensación de insatisfacción porque no tuvo lucidez para ganar el partido. Siempre estuvo apurado y con los nervios a flor de piel, la ansiedad les impidió definir todas las ocasiones que tuvieron cerca del arco contrario.
El partido fue entretenido, electrizante por el juego de Talleres. Las explicaciones de este 0 a 0 se pueden observar en la existencia del vértigo, de la alta velocidad y la falta de calma en los metros finales hasta tal punto que los delanteros o quienes llegaban en posición ofensiva cuando debían tirar el centro hacían la pausa, cuando debían acelerar, cambiar de ritmo, daban un pase intrascendente para comenzar de nuevo, o cuando debían definir daban un pase, siempre con dudas, algo incomprensible para un equipo que pelea por el título.
Talleres siempre estuvo apresurado, quería definirlo y lógicamente la decisión no fue la correcta. Entonces el empate en cero era un resultado esperado.