En la tarde del domingo Talleres de Córdoba se impuso por 2 a 0 sobre Atlético Tucumán con un gol final del primer tiempo y otro al inicio del complemento, Ramón Sosa (48’PT) y Bruno Barticciotto (3’ST). Dos goles en momentos claves porque desrrumbaron moralmente al rival. Todo lo bueno que hizo Atlético Tucumán de nada sirvió ante la jerarquía y contundencia de Talleres.
Primer tiempo atipico de Talleres, estuvo incomodo, no pudo desarrollar su juego. Por jerarquía desniveló. Diferencia inmerecida porque Atlético Tucumán fue el mejor en los primeros 45 minutos. Pereyra descalabró a toda la contención del local. Los de Ribonetto sin la pelota en su dominio fueron superados por los contrarios. Ante la falta de juego asociado, todo el andamiaje colectivo quedó sin funcionamiento. Fue entonces cuando aparecieron las individualidades; Ramón Sosa se las arregló para provocar zozobra a la defensa tucumana. Rubén Botta destelló calidad con su habilidad, fue imparable cuando se lo propuso. Y Juan Portillo fue la figura sobresaliente de la tarde, corrió incansablemente, cortó juego, fue el auxilio constante en el medio. Con la complicidad del arquero visitante, Talleres llegó al segundo gol y desbarató todo lo bien que había hecho Atlético Tucumán. Desde entonces el local comenzó a dominar psicologicamente. Fotografías: facebook.com/CATalleres